lunes, 21 de febrero de 2011

Oración jóven

El Señor me ha ungido

"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena noticia; para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos; para dar libertad a los oprimidos y a proclamar el año de gracia del Señor" (Lucas 4, 16-30)


El Espíritu del Señor está sobre mí, sí, sobre mí, me ha elegido a mí, entre millones y millones de hijos suyos.

Me ha ungido... qué digo ungido, me ha untado, me ha embadurnado de su misericordia y amor... Y no conforme con ello, me ha proclamado discípulo, y no un discípulo más sino su discípulo amado.

Me ha tomado de la mano y juntos hemos anunciado nuestra buena noticia, más no una noticia cualquiera, no, no: un notición...

Hemos convertido en rostro humano la pobreza, el hambre, la enfermedad, el dolor... y tantas y tantas calamidades que existen a nuestro alrededor. Y hemos ido poniendo nombre a cada una de ellas y... ¡sorpresa! no ha hecho falta inventárselos pues cada una tenía el suyo... Así he vuelto a encontrarme con seres humanos a los que veía todos los días... a Pablo el mendigo de la parroquia, a la familia de Juan, enfermos mentales, a Yoli "la niña fácil" de la pandilla, al Nano y sus jeringuillas, a Karím el marroquí...

Y ya ven, ahora cada vez que quiero que el Señor se "pose" sobre mí, acudo a las sinagogas de éstos, mis hermanos, y ellos, me desenrollan el libro, su corazón, y siento que el Señor me unge, y derrama sobre mí su bondad y su misericordia infinitas.

Y es más, cada día que paso junto a uno de estos hermanos míos me doy cuenta que también en mí se está cumpliendo la profecía que Él, celosamente, me tenía reservada desde siempre.

José María Escudero

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