miércoles, 20 de abril de 2011

Oración jóven

Padre Nuestro de la Cena con los Amigos (Jueves Santo)

Padre Nuestro que estás en la casa de Fulano, y en la de Beatriz y en la de Quique y en la de María y en... En la tuya y en la mía, en la nuestra y en la de todos tus hijos que estén, que estemos dispuestos a escuchar, en torno a tu mesa, eso tan importante que quieres decirnos.

Que tu nombre, traicionado hace dos mil años por treinta cochinas monedas, no sea jamás vencido, negociado o ignorado por los que hoy seguimos considerándonos tus amigos, tus discípulos, tus más acérrimos seguidores.

Venga a nosotros tu Reino para que tu amor de Padre, de Hermano, de Amigo, llegue por mediación nuestra, a todos tus hijos, a todos nuestros hermanos.

Hágase tu voluntad, la voluntad de un padre que se inclina ante sus hijos, nosotros, y nos lava los pies, enseñándonos a conjugar el verbo servir en presente y en primera persona del singular.

Danos hoy el pan de cada día, con el que Tú decidiste quedarte entre nosotros; que ese trozo de pan y ese poco de vino, convertido en tu cuerpo y en tu sangre, no falte nunca en nuestro menú de cada día.

Perdónanos porque olvidamos el testamento que, como mandamiento, Tú nos dejaste, y que firmaste y lo sigues firmando con tu sangre derramada por todos nosotros.

Así personaremos, comprenderemos y ayudaremos a los que no tienen la inmensa fortuna de la que gozamos nosotros: compartir mesa y sobremesa contigo todos los días de nuestra vida hasta el fin del mundo.

No nos dejes caer en tentación de quedarnos dormidos, cerrando nuestros ojos y nuestros corazones a tus hijos predilectos, aquellos en los que Tú te sigues haciendo presente, apasionadamente.

Y líbranos finalmente de acabar esta plegaria, de concluir el día o de terminar cualquiera de nuestras acciones cotidianas, sin hacerlo en memoria tuya.

José María Escudero

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