viernes, 21 de enero de 2011

Oración óven

¡Cuantas llamadas al día Dios mío!

Señor en esta noche en la que me es imposible conciliar el sueño me viene a la mente el joven Samuel... Tres veces le llamaste y tres veces obtuviste la misma respuesta: "Aquí estoy".

¡Cuán diferente es mi vida, Dios mío! Repaso el día de hoy y... ¿en cuántas ocasiones he hecho oídos sordos a tu llamada...?

En la mirada amorosa de mi sufrida madre que me pedía simplemente un beso. ¿Y yo que le respondí? ¿aquí estoy? ¡Qué va! "Ya soy mayor para esas cosas madre".

En las lágrimas de mi compañera de clase, que no se acostumbraba a la separación de sus padres. ¿Y yo qué respondí? ¿Aquí estoy? ¡Qué va! "Te acostumbrarás, es lo más normal del mundo".

En una simple sonrisa que la anciana del 5º me pedía para alegrarle el día. ¿Y yo qué le respondí? ¿Aquí estoy? ¡Qué va! "¿Dónde se habrán metido sus hijos?".

En la compañía que el joven marroquí me pedía acercándose a mí. ¿Y yo que le respondí? ¿Aquí estoy? ¡Qué va! "vete con los tuyos, entiéndeme, qué dirán mis amigos de mí".

Y así, Dios míos, tal cantidad de llamadas que han dejado mi corazón sin baterías, trsite, angustiado, deprimido...

Ayúdame, Señor, a que mañana, con el corazón recargado, sea capaz de decirte: ¡Aquí estoy! Así un día, ya no necesitaré oír más tu llamada, sino que me adelantaré e iré velozmente a tu encuentro para susurrarte al oído: "Aquí estoy, porque me has llamado, habla que tu siervo escucha".
José María Escudero
 

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