sábado, 11 de diciembre de 2010

III Domingo de Adviento

¡¡Contad lo que estáis viendo y oyendo!!


Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle:
"¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?".
Jesús les respondió: "Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven:
los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres.
¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!".
Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: "¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento?
¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes.
¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. Él es aquel de quien está escrito: Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino.
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él. 

 (Mt 11, 2-11)

1. "Jesús le contestó: Id y contadle a Juan lo que estáis viendo y oyendo...". ¿Crees que no tienes motivos para contarles a los demás lo que Dios ha hecho en tu vida? Repasa los acontecimientos de tu vida donde hayas visto la mano del Señor.
2.  Ya te habrás dado cuenta que Dios está más presente en tu vida de lo que crees. En esta tercera semana de adviento Dios nos pide que agudicemos nuestro sentido espiritual, para que nos demos cuenta que su gracia opera en nuestras vidas, que a veces sin darnos cuenta, Dios a través de su Espíritu ha ido curando nuestras heridas y nos ha ido conduciendo suavemente hasta su Corazón. Vamos a pedirle a Dios la gracia de poder darnos cuenta de su presencia en nuestra vida diaria.

¡Haz latir el corazón del mundo... comparte!

Quítate los complejos. déjate de vergüenza... Cuenta a alguien lo que sientes que Dios ha hecho en tu vida. ¿No te parece que es la mejor forma de dar gracias?
Recuerda "Estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra esperanza".

(Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús)

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