miércoles, 8 de diciembre de 2010

Solemnidad de la Inmaculada Concepción


El 8 de diciembre se celebra la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. Éste es un artículo de fe del catolicismo que sostiene la creencia de que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original; sino que, desde el pimer instante de su concepción, es decir, de su ser personal, estuvo libre de todo pecado.

Dios preservó a María libre de todo pecado y libre de todo efecto del pecado original, que había de transmitirse a todos los hombres por ser descendientes de Adán y Eva; en atención a que iba a ser la madre de Jesús, que es también Dios. La doctrina, reafirma con la expresión "Llena eres de gracia" (Gratia Plena) contenida en el saludo del Ángel (Lc. 1, 28) y en la oración del Ave María, reafirma el aspecto de ser libre de pecado por la gracia de Dios.

Oración

En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si no conozco varón?". El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.

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